27 mayo 2014

¿Y dónde están los auditores?

     La Región Ancash se desangra, como tantas otras donde la corrupción está instalada en cada hebra del tejido social. La Región Cajamarca aún tiene por presidente a un hombre políticamente mono temático en lo anti minero, detrás de lo que se esconde la realidad común de este lado del mundo. En cada región peruana, en cada organización gubernamental y privada, en cada grupo social o económico, la corrupción es el modus vivendi del peruano de hoy. Que hayan sólo dos regiones, una en especial, en el ojo de la tormenta periodística no desaparece la realidad; quizás la abstrae por la necesidad de supervivencia psicológica, y física, de cada ciudadano de este país hecho parches.

     Siguiendo la corriente a los rasgamientos de vestiduras de los medios de comunicación, la fiscalía de la nación acusa a la contraloría -también de la nación, aunque las dos se parapeten en la capital- de no haber revisado a tiempo las cuentas de la región Ancash para evitar todo el desaguisado. Si consideramos las leyes de control estatal, suena razonable y lógico el cuestionamiento. Pregunto, entonces, siguiendo ese razonamiento y esa lógica: ¿dónde están las auditorías privadas externas que también exigen las leyes de control estatal?, ¿hubo algún auditor privado que denunciara manejos sospechosos o inexplicados en dicha región?

     La pregunta ¿dónde están las auditorías privadas externas? se responde con un "no lo sé" nada rotundo que puede tener su origen en una encrucijada: (A) a la prensa (o a la fiscalía) nunca se les ocurrió pensar en esa vertiente de documentos contables oficiales o (B) la prensa no planea tocar la arista empresarial privada del asunto. La alternativa A se me antoja muy improbable pues equivaldría a decir que la prensa (y la fiscalía) peruana está llena de ineptos y fronterizos mentales, mientras que la alternativa B va a tono con la corrupción que ha infectado al Perú hasta los huesos.

     La pregunta ¿hubo algún auditor privado denunciante? se responde con un obvio y rotundo "no". Un no sin dudas ni murmuraciones, un no que hace honor al comportamiento de siempre de profesionales contables que se especializan en encontrarle sólo tres pies al ciempiés, un no que rememora los líos penales en que se debaten las mismas empresas auditoras en el mundo desarrollado que sí las halla en el lodo, un no que corrobora la infección que viene matando a este país que in-mora al sur de la línea ecuatorial.

17 mayo 2014

Las reguladoras dizque están regulando

     Sucedió en el Perú: transportistas públicos de Lima se declaran en huelga exigiendo la cancelación de multas acumuladas por casi todos los minibuses y microbuses. La policía aplica multas sin escuchar al infractor, aducen. Brutalidad policial. También sucedió en el Perú: Confederación Nacional de Instituciones Privadas (Confiep) se reune de urgencia con el primer ministro para exigir se deje de multar a empresas inspeccionadas por reguladores estatales. Los inspectores aplican multas sin escuchar al infractor, reclaman. Brutalidad gubernamental. (Ver noticia en diario de alcance nacional)

     Por un lado, la otrora poderosa Federación de Choferes del Perú se ha dividido en varias mini-federaciones y asociaciones, perdiendo así su convocatoria y peso político, para algún beneplácito del peatón que debe soportar a diario una de las más alucinantes pesadillas de transporte del mundo. Por el otro lado, la Confiep es todopoderosa en la política peruana, aupando en su seno a casi la totalidad de los gremios empresariales privados del país. Es vocero de importadores, exportadores, banqueros, auditores, constructores, avicultores, agricultores, agentes de bolsa, comerciantes, mineros, petroleros y demás corporativos. Clama estentórea y amenazante por el derecho de todos los empresarios a hacer lo que les venga al coleto en lo laboral, fiscal, bancario y concesionario. Nuestras multas, anuncian, las pagarán los consumidores; clara confirmación de uno de sus lemas: "Primero (que se joda) el Perú".

     Que las autoridades  cancelen las multas de tránsito lo dudo mucho, aunque les piquen los dedos para firmar una resolución de ese tipo. Mis dudas se disipan cuando se trata de darle gusto a los arrogantes líderes empresariales, pues es muy probable que les jalen la alfombra a las reguladoras. Tendremos, entonces, simples rebaños de burócratas atados de pies y manos, observadores de los atropellos empresariales so pretexto del progreso. Seguiremos, entonces, siendo un país del cuarto mundo en lo laboral y ecológico; continuaremos siendo muy atractivos para las inversiones porque nada sería ilegal o sujeto a multa; prolongaremos la inmensa brecha entre la alta paridad internacional de precios y la baja capacidad adquisitiva de los ciudadanos no empresarios; insistiremos en la trampa de cada-peruano-un-emprendedor para disfrazar el monstruoso desempleo; y persistiremos en las corales bienaventuranzas al mercado como auto regulador ─el gato despensero─.