26 mayo 2025

La democracia en el vehículo errado

Todos sabemos que la democracia como la vivimos desde hace ya una buena temporada usa el capitalismo como sistema económico y social. Hasta ahí lo sabido y asumido con toda la naturalidad que fuimos capaces de reunir dentro de nuestras variopintas iconografías ideológicas, morales y hasta religiosas. Lo que no parecemos empezar a asumir, a tratar de conocer y saber, es el rumbo que están tomando las democracias que insistimos en llamar representativas sólo por tradición ya vacía de funcionalidad y llena de rituales cada vez más sostenidos en la esperanza de que el futuro volverá a ser el mejor tiempo pasado.

Para los unos la solución vendría con el Estado de Bienestar del pre-neoliberalismo, mientras para los otros el interregno Feudal-Primera Revolución Industrial sería el salvador de nuestros apuros. Por desgracia no será así. Ahora nuestro mundo está obligado a encontrar una nueva solución Tenemos que ser creativos a partir de los escombros en que el capitalismo basado en las invisibles manos del mercado ha convertido a la democracia ahora que llegó a su anunciado estadio de agotamiento productivo. Y no podemos barrer bajo la alfombra a los graves obstáculos contemporáneos del daño ecológico irreversible, de la acumulación estratificada de bienes virtuales altamente especulativos, y del desarrollo de las biotecnologías con el único objetivo del beneficio privado.

Los que se reclaman progresistas, izquierdistas, son cada vez más defensores de los Estados de derecho de pueblos nacionales, de democracias constituidas en la representatividad que ya ha sido tomada por los poderes fácticos más fuertes y eficientes de quienes se juran conservadores dentro de su populismo.

En el caso democrático peruano, el poder viene siendo ejercido por quienes provienen de actividades ilegales e inmorales que, ley a ley, están dejando de serlo para pasar a ser parte de la legalidad y moral que sustenta la sociedad. Demasiado miopía, esa reestructuración pragmática dentro de las mismas estructuras económicas nos deja en mayor situación de indefensión ante lo que se viene, nos hace aún más vulnerables al proceso de cambio que llegará, querámoslo o no, con los ríos revueltos por el caos natural de los cambios de estructuras. Los nuevos pescadores del capitalismo peruano no podrán sacar ganancia en sus clásicas chabolas y redes artesanales, ni un Estado de Derecho de los años 70 u 80 nos tendría mejor parados.

En el caso de los Estados Unidos, la democracia más poderosa del orbe, su actual gobierno ha iniciado una revolución autárquica y alocada , dentro de un auto decretado estado de emergencia. Porque a eso ha llegado nuestra democracia mundial y su capitalismo, a un estado de emergencia que no podrá rescatarla con intentos individuales de países aislados, por más poderosos que estos sean.

No tenemos idea aún de qué sistema nos salvará el futuro, pero estamos obligados a enfrentar esta emergencia aplicando las nuevas políticas al unísono, en acción coral de comunidades y de naciones que se conviertan, más pronto que tarde, en un solo frente global.