20 junio 2020

Perú 2020: Contrabando medicinal. Tiendas ambulantes. Burriers por comida. Privados de oxígeno. Ambición reguladora.

   Del 14 al 20 de junio del pandémico 2020 se escribió una semana más de la historia de nuestro país, sin dejar de lado el matiz exótico que la patria exige. Todo lo registrado procede de fuentes fidedignas y está debidamente corroborado:

   Esperas ansioso tras la reja de ingreso al hospital donde tu pariente está internado por un serio derrame cerebral, sale una enfermera a urgirte la compra inmediata de toda una lista de jeringas, sueros, ampollas, pastillas, algodones, balones, vendas, mascarillas, bisturís, gasas y demás vituallas de cuidados intensivos o cirugía. Saldrás corriendo a buscar todo en las farmacias del frente y entrarás en pánico cuando escuches lo que tienes que pagar. Buscarás el dinero bajo los colchones de la familia y comprarás hasta la última aguja de la receta.

   Tú, junto a varios otros propietarios de stands de la galería donde tienes tu tienda, decides salir a mostrar tus productos a la venta en el maletero de tu carro estacionado en la calle aledaña a tu negocio. Después de 14 semanas de cierre del centro comercial por cuarentena, se te acabaron los ahorros y la comida en la despensa de casa. El gobierno municipal te ataca a golpes de vara y te revienta la cabeza mientras tratas de defender al primo que aceptó ayudarte a vender ese día. Despiertas internado en una clínica cercana y pagas por los 7 puntos de sutura que te aplicaron y postergas la tomografía recetada porque está cara. Al regresar a casa, encontrarás que hay faltante en tu mercadería, pero tu carro estará completo.

  Recibes agradecido una canasta de víveres de parte de un vecino que conoces desde siempre como exitoso hombre de negocios. Por supuesto, vas a agradecerle en persona porque la ayuda no pudo llegar en mejor momento, con un crío que alimentar y el subsidio del gobierno que no llega. Tu vecino te dice que hoy por tí y mañana por él; te asegura que pronto todo regresará a la normalidad, que seguro regresarás a trabajar pronto. Al día siguiente, tendrás que rechazar un excelente pago ofrecido por tu vecino a cambio de llevar caminando una mochila con algunos kilos de mercadería a un pueblo cercano, un envío de rutina de su empresa. Te comerás la culpa por la decepción de tu caritativo vecino al rechazar la oferta, tampoco has nacido ayer. Te dará profunda pena ver a tu mejor amigo esposado en televisión, junto al comando policial de la región anunciando el decomiso de tonelada y media de cocaína, por un costo en el país, señores, de 6 millones de soles y 390 millones a precio minorista en Europa. Harás tus cálculos y te preguntarás si toda esa coca la incinerarán alguna vez frente al ministro y su banda de músicos.

   Justo cuando se malogra la única envasadora de oxígeno medicinal de la ciudad, escuchas en la radio que el gobierno regional ha comprado 3 plantas de gas a Francia, deben ser buenas si son europeas. Por más que preguntas por doquier, nadie te puede decir cuándo entra en funcionamiento alguna de las anunciadas nuevas envasadoras estatales, así que te trepas, con tu balón de segunda que te costó 4 mil soles, al primer camión que sale a una ciudad grande para rellenar el oxígeno que necesitará pronto tu papá en el hospital COVID donde está internado. A tu retorno, dos días de ruta después, encontrarás a la misma gente esperando con sus balones al frente del hospital. Te contarán que la región no podrá abrir las envasadoras de oxígeno porque ninguna empresa estatal, aunque sea regional, puede competir con la manufactura privada. Te reirás de buena gana con tus paisanos, comiéndote una papa rellena con rocoto, mientras comentan que la envasadora privada local sólo vende al por mayor y que las plantas francesas llegarán en 2 meses, ya para qué.

   Lamentas leer que la candidatura peruana para ocupar la presidencia de la organización mundial de la propiedad intelectual perdió, nombraron al de Singapur, justo cuando tu representante nacional había renunciado a INDECOPI, la defensora del consumidor en el país. Recuerdas que tu abuela hizo un reclamo ahí contra un carpintero que no le entregaba el juego de comedor que ya le había pagado por hacer y los defensores del estado la defendieron obligando al tramposo a cumplir, previo pago de multa para gastos legales de la institución. Te parece gracioso ver en la pantalla que el ex-mandamás de la defensa del consumidor peruano dijo que renunció porque la barra brava de Universitario de Deportes arrojó piedras a la fachada del local principal. Vaya, un par de noticias más abajo, dice bien claro que ese mismo INDECOPI declaró, mediante su tribunal de eliminación de burocracia, que es ilegal la reciente ley de inclusión de octógonos con advertencias de daños a la salud en alimentos envasados. Le dirás a tu gente, marcando cien de cólera, que en adelante tendrán que descifrar los códigos de los ingredientes impresos en la parte de atrás de los envases antes de comprar cosas en el súper, con lo difícil que se hace leer esas letras pequeñitas.

Chaclacayo, junio del 2020.
  

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