La Piel que Habito, la última entrega de Pedro Almodóvar, deja la sensación de una adaptación que raya en las concesiones forzadas por Hollywood, las mismas que llevaron a J.K. Rowling a perdonarle la vida a su Harry Potter. Sin embargo, la película no deja de tener el golpe sobre la audiencia con el uso de la cirugía plástica que propone Thierry Jonquet en su novela Tarántula. No logro hasta ahora entender la necesidad de incluir en el guión a un personaje femenino que le quita peso específico en la trama a uno de los roles masculinos primordiales del libro, restando la base de la construcción mental de Eve (o Vera) para la búsqueda de venganza, casi contradictoria con la inevitable evolución de su personalidad para sobrevivir sus cambios físicos y algo forzada para el final casi feliz que nos da Almodóvar.