Entro al amplio patio del Colegio Casuarinas en Lima, rodeado de verdes exquisitamente controlados que hacen juego y contraste con la refinada imitación de piedra de los muros, y me encuentro con toda la audiencia asistente a los talleres de capacitación del Bachillerato Internacional®, todos miembros de la élite de Colegios del Mundo del IB® creada con la precisión de un Swatch® y un toque finamente amargo de un Toblerone® a las orillas del lago de Ginebra. Me encuentro con la crema y nata de la docencia del Bachillerato Internacional® en el Perú, orgullosos operadores de una de las franquicias más exitosas en el mundo de la educación alrededor del globo. Casi todos con efluvios de spa, enfundados en Banana Republic® y Converse®. Varios de ellos importados de latitudes muy al norte de la línea ecuatorial y exhibiendo un bronceado de Stee Lauder® o de playas del sur. Algunos grupos, pequeños y convenientemente enrazimados en mesas tácitamente separadas, contrastan por el matiz de su piel que revela el verano de la calle limeña irradiada de ultravioleta por encima del nivel 12. El ambiente no puede ser más adecuado para la escucha de las nuevas tendencias educativas adicionadas por el Bachillerato Internacional® a su programa global para su aplicación inmediata en los Colegios del Mundo del IB® domésticos, a ver si nuestros Andes se vuelven a cubrir del blanco níveo de los nórdicos Alpes.
A ver si a partir de este año las cosas mejoran en las cúspides de la educación peruana, permitiendo, bajo el formato suizo (¿®?), que los docentes de idiomas fieles a los dogmas internacionales del IB® permitan, por fin, que sus alumnos puedan referirse a su propia cultura, desterrada hasta ahora por no tener al inglés como lengua madre. Que sus alumnos dejen de hacer riesgosas réplicas personales a estímulos cuidadosamente seleccionados y se puedan abocar sin distracciones al análisis profundamente abstracto de realidades sólo existentes en la imaginación literaria anglosajona más políticamente correcta per sécula seculorum (hablo desde la Sudamérica del Perú y su apego a lo inglés por practicidad o esnovismo, el planteamiento es idéntico para otras combinaciones de cultura-idioma extranjero alrededor del mundo, la corrección política debe conservarse mientras que sólo varían los idiomas y culturas involucrados). Que sus alumnos ahora deben tener fotografías como estímulo para demostrar sus habilidades lingüísticas, cualquier parecido a añejos exámenes internacionales ingleses es una simple coincidencia. Que sus profesores, perdón, que los profesores en la planilla de los Colegios del Mundo del IB® y al servicio del Bachillerato Internacional® (que no posee planilla docente) deberán cumplir sin dilación con las nuevas encíclicas docentes del IB®. Vaya, por alguna razón, que subyace en las profundidades meta-cognitivas de mi mente, estos franquiciadores de la educación me hicieron recordar años mozos de capacitaciones de medio tiempo de Pizza Hut® antes de salir a atender mesas, tantas pizzas, tantas pastas.
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