14 marzo 2011

Del petróleo y otros demonios


¿Sabes cuánto cuesta la gasolina en tu ciudad? Seguro que sí. ¿Y sabes cuánto debería costar la gasolina de acuerdo a las autoridades que dizque supervisan su precio? Ahí ya no es tan seguro, pues no mucha gente está al tanto que las gasolinas están “atrasadas” en precio en un 20 ó 30%. O sea: los combustibles en nuestras ciudades deberían ser un quinto o un tercio más caros de lo que ya son. ¿Las razones? El incremento de la cotización internacional, cuándo no, en los EEUU.
Una mejor pregunta, ¿por qué el precio de gasolinas en el Perú siempre ha estado por encima de muchos países del mundo? Tanto como que nos hemos encontrado siempre en el quinto superior de las estadísticas.
Una de las razones se hallaba en los impuestos que se le aplican, como los actuales selectivo al consumo, al rodaje, y general a las ventas. Años ha, solíase hablar de la dependencia del fisco respecto a los impuestos a los combustibles, pero ahora esa dependencia quedó atrás a juzgar por la gradual reducción del impuesto selectivo al consumo, al punto que el GLP, sí, el gas que usamos para nuestras cocinas, ha llegado a impuesto selectivo cero. Y no sólo eso, también cuenta la existencia desde hace algunos años atrás del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, que cumple la función estos días de crear un forado temporal al fisco, vía “subvención” a los combustibles; me aventuro a afirmar que el estado peruano desembolsa más dinero a las refinerías de derivados del petróleo que lo que recibe en impuestos aplicables a ese mismo producto, si quitamos el impuesto a las ventas, de aplicación a todos los productos de la economía. Bravo Alan García, podríamos llegar a gastar alrededor de S/. 3,000’000,000 de aquí hasta que entregues la papa caliente a tu sucesor en julio próximo, sin contar lo ya desembolsado en los años anteriores.
Sin embargo, donde veo más grasa que recortar (no, no me refiero a nuestro insigne presidente) es en el cálculo de precio de combustibles en refinerías, antes de impuestos. ¿Por qué considerar como base de cálculo a la cotización neoyorkina que es alta por el pingüe margen de ganancia en las refinerías norteamericanas, sin contar el flete EEUU-Perú que se le adiciona? Llama a extrañeza más aún cuando importamos petróleo de países vecinos como Ecuador y Colombia, donde los precios y fletes son sensiblemente inferiores. Podemos, con esa estructura de precios, darnos el lujo de traer gasolina de Chile (arriba de 46 millones de dólares el año pasado). Muchos cabos sueltos, muchas preguntas que saldar, mucha información que sacar a la luz.
Lo que es cierto e inexorable es que, una vez que los precios de combustibles se “igualen” en el próximo gobierno, no habrá capacidad de maniobra con el GLP y su impuesto selectivo al consumo cero, ni hay una política de precios clara respecto a los biodiesel que, gradualmente, se están introduciendo en el mercado peruano con precios cercanos a la gasolina de 90 octanos. Difícil encrucijada a resolver considerando los mejores beneficios empresariales que provienen de utilizar más recurso tierra para cosechar insumos de biocombustibles, dejando de lado la producción de alimentos. Menudo problema, justo cuando los alimentos suben en los mercados internacionales. ¿Participará el estado en la regulación del mercado agrícola o seremos importadores netos de todo lo que nos llevamos a la boca? –espero que no sea el dedo lo que también nos llevemos a la boca, especialmente en estos tiempos electorales.

Preguntémonos entonces ¿por qué a ningún candidato parece preocuparle el tema del "embalse" de precios de combustibles? ¿es quizás políticamente incorrecto hablar de ajuste de precios apenas se hagan cargo del gobierno? ¿es tal vez más incorrecto para los políticos el recortar las ganancias en exceso de empresas poderosas y optar por desinflar nuestras reservas siempre necesarias ante crisis y mini crisis internacionales? Quién sabe, misterios del proceso electoral peruano.

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