Aún cuando es posible que los sobrevivientes de cáncer y los que siguen luchando contra esa enfermedad no lo sepan, la huelga en que se han embarcado sus médicos, identificados con la causa o no, tiene un ingrediente político de baja significación en los pasillos del ejecutivo o legislativo. Sin embargo, estoy seguro que sí saben que esa misma huelga representa un alto ingrediente de riesgo para quienes luchan diariamente y en silencio contra el cáncer, enfermedad que aporta alrededor del 80% de los pacientes internados en el Rebagliatti. Un mes, una semana, un día puede ser la diferencia entre vida o muerte para un paciente de esa clase y, es triste decirlo, sus médicos lo saben.
Como ya se dijo, este fenómeno de descontento, por llamar de algún modo a esta huelga anual del Sindicato de Médicos de Essalud, no aporta mucho al tinglado político actual si se la compara con las marchas anti-mineras, pero da mucho pan que rebanar en cada colectividad afectada por falta de atención médica. Y es que no hay que ser un experto en ningún tema para saber que quienes requieren los servicios de un seguro médico que deja de funcionar temporalmente deberán desviar sus gastos médicos preferentemente al sector médico privado que, por esas coincidencias de la vida, son sus mismos médicos en consultorios privados. Si a ello le sumamos que los huelguistas en el Perú casi por regla general reciben sus sueldos por el tiempo no trabajado, es un negocio redondo para el sindicato de médicos de Essalud.
Con un 15% de aumento de sueldos ya en el bolsillo, la posibilidad de la dirigencia de hacer carrera político-gremial, el ingreso adicional por consultas de pacientes de enfermedades serias, y el ahorro de sueldos esperando al final de la huelga, no hay forma que estas paralizaciones se eviten dada su alta conveniencia para quien es médico en Essalud. La comunidad deberá pacientemente esperar, y financiar con sus gastos extras, el resultado de la conversación de sordos entre los médicos dirigentes y los médicos ministeriales. Dios nos pesque confesados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario