02 octubre 2012

Elusión a la peruana.

Leí en la sección de economía de El Comercio de Lima el mes de agosto de este año una nota sobre la supuesta opinión de abogados supuestamente independientes acerca de las reglas que el ejecutivo del Perú está tratando de implantar para reducir la elusión tributaria (evitar impuestos sin violar leyes). ¿Por qué utilizo adjetivos y adverbios provenientes del verbo suponer? simplemente porque mayor confianza no se le puede dar a abogados que trabajan para estudios de abogados que asesoran y representan a corporaciones locales o internacionales, cuya salud financiera es su propia salud de bolsillos.
Las supuestas opiniones independientes de dos abogados citados por la nota periodística proviene de empleados de estudios como el "Payet Rey Cauvi", cuya labor social viene a través de una agencia española y su página web inicial se lee en inglés, y el "Rossselló Abogados", con una impresionante lista de corporaciones en cartera de clientes.
El tenor de lo dicho por los epónimos jurisperitos se resume en: (1) no se puede exigir a las empresas pagar impuestos y (2) se debe detallar individualmente cada caso de elusión. Uno, según ellos hay obligación de tributar pero no de escoger la forma más adecuada al fisco y, dos, sólo ven "seguridad jurídica" cuando las leyes son tan específicas que la trampa salta a la vista.
Señores letrados, tócales ahora ser creativos no para buscarle tres pies al gato sino para representar a sus clientes en condiciones afines a la globalización del mundo empresarial. Las lágrimas, doctos picapleitos, no son jurisprudencia y sólo aumentan las pantanos infestados de cocodrilos. Dura lex sed lex.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, Juanjo. Lamentablemente la misma cantaleta se repite una y otra vez. Se presentan como irrefutables y "profesionales" las opiniones totalmente parcializadas a favor de quienes han hecho que no haya sistema que funcione. No ha existido en la historia humana doctrina que no se tuerza para engordar las arcas de los poderosos. Sin embargo, si alguien se atreve a levantar la voz señalando la podredumbre y demandando cambios, se le tilda de "negativo y conflictivo". Un asco

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