Solicitas al agente FOREX te autorice participar en una cuenta virtual de inversión en intercambio de divisas. Dicho agente te solicita le envíes copia de tu DNI y del encabezado de un Reporte de Tarjeta de Crédito a tu nombre y ... lo que aún no sabes es que estás pidiendo subir a bordo de una embarcación de la que querrás escapar una vez tu dinero deje la seguridad de tu cuenta y pase a control de los corsarios de FOREX.
Como todavía no conoces al capitán del barco ni sabes qué quiere él de ti, continúas el proceso virtual. Conste que no sospechas nada en absoluto porque el agente con el que estás hablando te ha sido recomendado, sin escatimar adjetivos positivos, por tus propios amigos, específicamente esas amistades tuyas que tú sabes que viven bien gracias a sus habilidades y conocimientos del mercado financiero internacional; evidentemente, tú quieres ese mismo tipo de vida de eternas vacaciones, tú quieres que tu dinero trabaje para tí, como lo hace para tus amigos los inversionistas. Así pues, hecha la aclaración, el agente FOREX te envía 2 documentos contractuales que debes firmar y remitirle para realizar el registro en la cuenta solicitada, lo que haces a vuelta de correo electrónico pues lo estipulado en los papeles se ve neutro e inofensivo.
La empresa FOREX en Nueva York, para la que trabaja el agente tan efusivamente recomendado, te envía un correo donde te dice que los documentos requeridos para aprobar tu participación en la dorada cuenta de inversión están pendientes para tu firma. Intrigado, le consultas a tu casi agente pues los dos documentos requeridos por él ya los firmaste y remitiste. Él te responde, muy canchero, que es tan solo una des-coordinación interna en la empresa FOREX y que no es necesario enviar más documentos, que él solucionaría el asunto por ti. Ante tal eficiencia de tu agente, por encima de la capacidad de la empresa gringa, te quedas tranquilo y satisfecho. Al fin, estamos hablando de una persona proba recomendada por honestos amigos de toda la vida. Entonces, no vuelves a recibir correo alguno al respecto, por lo que asumes que todo va viento en popa.
La empresa FOREX autoriza por correo tu ingreso a una cuenta de inversión, la PAMM1300033... , y te da instrucciones para depositar tu capital a invertir en la cuenta de ellos en el JPMorgan Chase Bank de Nueva York. Claro, tu agente confirma las instrucciones de transferencia a Nueva York, caso contrario no lo harías. Remites constancia de transferencia a través de tu banco y tu agente FOREX acusa recibo y oficializa tu condición de tripulante de la embarcación virtual FOREX.
El dinero invertido, tuyo y de otros pequeños inversionistas, se pierde en la plataforma virtual FOREX mientras que tu agente FOREX, el cien veces recomendado, hace oídos sordos a tus constantes pedidos de trabajar con perfil conservador. Presentas una queja a tu empresa FOREX en Nueva York por la obvia “negligencia” de tu agente a lo que te responden que ellos solo siguen instrucciones de tu agente y, ojo, te remiten 5 (cinco) documentos que tú supuestamente habías firmado aceptando altos riesgo de inversión y dando carta poder a tu agente FOREX, el mismo que tantas veces fue ponderado por tus amigos, para decidir qué hacer con tu dinero. Ahí te percatas que sólo habías firmado 2 papeles, inofensivos ambos, y que la empresa FOREX de Nueva York te había enviado 5 documentos. Por más malo que seas en biología, sí sabes que los papeles no se reproducen, que no hay manera que dos documentos se casen y tengan tres hijitos y encima los bauticen. ¿Qué ha pasado?
Pues que el nunca bien ponderado agente FOREX con el que te enrolaste como tripulante del barco FOREX ha registrado tu firma en una empresa registradora de contratos, de Chicago esta vez, y ha hecho validar los 2 documentos que firmaste y otros 3 más (los hijitos putativos de papel) donde está la información de altísimo riesgo y carta poder que, si te los hubiera mostrado, no se los hubieras firmado ni a tu mamá. Tu ponderado recomendado agente FOREX obró con el sentido común de cualquier criminal de cuello blanco: falsificó tu firma para registrar los tres papeles más peliagudos porque sabía, la experiencia es madre de la ciencia, que lo mandarías al carajo con todo y recomendaciones si leías lo estipulado en los tres documentos hijitos, pues las leyes gringas y europeas, en dudosa ética, exigen se comunique a los pequeños inversionistas que serán víctimas en un futuro venidero.
Pues hablas con la empresa registradora de Chicago quienes se hacen los suecos (o los rusos, pues no entienden lo que quieres decirles aún en su propio idioma) y te arrullan con palabras de solidaridad. Te quejas a la empresa FOREX de Nueva York y te mandan a hablar con su propia filial en Malta (sí, un país-isla europeo donde todo puede pasar cuando de dinero se trata). Indagas en las instituciones financieras reguladoras de tu país y te dicen, compungidos, que las actividades FOREX no son reguladas por ellos. Le reclamas a tus dilectos amigos que recomendaron tan diligentemente a tu agente estafador y se compungen aún más que las instituciones financieras.
Justo cuando estabas totalmente borracho de expectativas de tu vida de eternas vacaciones, la embarcación FOREX te abandona en una isla desierta en medio del ancho océano quedándose con tu dinero que seguirá trabajando para ellos.
(En una siguiente entrega les contaré cómo hundir a ese barco pirata que se cree inalcanzable, intocable).