A propósito de estos últimos, desde hace algún tiempo se dejan escuchar tambores que propugnan formalizar al ejército de mineros ilegales ─ergo delincuentes─ que sienten placer en las injundias cuando se les llama mineros informales o artesanales, más aún cuando muy pocos siquiera iniciaron el manoseado proceso de formalización minera. O sea, a la legalización de procesos simplificados para todo aquel que quiera aventurarse a cavar donde otros exploraron para hacerse de minerales al menor costo posible, se suman ahora una retahíla de voces "autorizadas" a favor de la reducción de los requisitos de protección ambiental. Vamos usando al más conservador de los diarios peruanos, "El Comercio", como fuente de información.

2) En mayo del 2014, la República Suiza anuncia su programa llamado "Oro Responsable" con la intención de conectar a 100,000 pequeños productores mineros con las cuatro grandes refinerías de oro en Suiza (Pamp, Metalor, Argor Heraeus y Max Havelaar Suiza). El programa, orgullosamente anunciado por el embajador helvético en el Perú, Hans-Ruedi Bortis, tiene la intención de "colaborar con la formalización de la minería nacional". Es decir, los suizos compran oro a productores no formalizados, por ende ilegales ahora que todos los plazos de registro de formalización están vencidos, y todos felices: los compradores evitan intermediarios y los vendedores mejoran sus ingresos por la venta de su oro sucio, dada la informalidad de su producción (ver http://goo.gl/nmcFHO). En mayo se da el lanzamiento del programa suizo en Chala, Arequipa, y en agosto del mismo año 400 "mineros informales" atacan con dinamita a un puesto policial que brindaba protección a una mina de esa misma zona arequipeña; resultado: un policía muerto y varios heridos, ¿oro responsable? (ver http://goo.gl/qXRYfs). Que la Policía Nacional fracase en brindar seguridad mínima a la actividad minera en las regiones fuera de Lima no sólo se explica por la baja operatividad y corrupción del gobierno central, sino también de la palpable renuencia de los gobiernos regionales a fiscalizar las mismas actividades económicas que ellos mismos autorizan (ver http://goo.gl/vleZc0).
3) En diciembre del 2014, César Ipenza publica un artículo como abogado ambientalista (ya que "abogado ecologista" sería un oxímoron). En su artículo olvida la existencia legal de reservas naturales nacionales en la selva y también olvida los detalles ambientales, su especialidad, como elementos básicos de la formalización. Hechas las omisiones, la emprende contra la inoperancia tramitaria del gobierno central y los gobiernos regionales. Según esta opinión, debe formalizarse "lo que sea formalizable", recuperar a cuenta del estado lo destruido por los mineros ilegales y, como si fuera poco, a invertir dinero de todos los peruanos a ayudar a los destructores de nuestro medio ambiente a conseguir otra chamba (ver http://goo.gl/cSvVBc). De hecho, ya el gobierno central viene consiguiendo dineros onerosos del Banco Interamericano de Desarrollo para reparar el crimen ambiental sin inculpados (ver http://goo.gl/GlLuCr).
4) Ese mismo mes, Iván Lanegra, Adjunto para el Medio Ambiente de la Defensoría del Pueblo, anuncia su participación apoyando a unos 300,000 mineros no identificados. Solicita el funcionario que no se destruyan las dragas y perforadoras incautadas a los destructores de la selva amazónica, sino que se proceda a la "reutilización de la maquinaria y equipos incautados a la minería ilegal" para subvencionar los costos de formalización de los mismos mineros ilegales sujetos de interdicción (ver http://goo.gl/KvKllr). Interesante procedimiento de devolución de bienes incautados a delincuentes.
La bulla de los tambores de la minería ilegal ─o informal o artesanal─ busca dejarnos sordos a nuestra propia racionalidad personal. No creo ser el único peruano que se da cuenta que la pequeña producción minera artesanal es económica y logísticamente inviable si queremos conservar el medio ambiente y la salud pública. Las razones lógicas no pueden ser acalladas por la estridencia de los "expertos" que defienden intereses menores a la nación entera. Dos de muestra: (i) la inversión para un proyecto minero responsable es altísima, pues no sólo incluye maquinaria y procesos extractivos de alta factura sino también garantías financieras de remediación post-cierre y (ii) la fiscalización de los entes gubernamentales regionales y nacionales es casi nula.