04 abril 2022

Oposición

Se dio la tregua entre los transportistas de carga pesada y el gobierno de turno gracias a la exoneración temporal del Impuesto General a las Ventas e Impuesto Selectivo al Consumo a los combustibles otorgada por el ejecutivo (D.S. 068-2022-EF). Salvo peor opinión del Congreso, la medida del Ejecutivo se mantendrá un año, en tanto que la caja estatal no necesite algún sostén financiero de urgencia. Se mantiene el 8% de Impuesto al Rodaje en los precios de gasolinas, pero este porcentaje no afecta a los precios del diesel, petróleo industrial ni GLP. Queremos asumir que la tregua pactada durará todo el año de exoneración de impuestos, entre otras razones, porque ése era el pedido central del pliego de reclamos del transporte pesado.

      Pero si la tregua se rompiera desde el lado de los gremios de empresas transportistas de carga, estaríamos hablando ya de otro tipo de reclamo o huelga. Se convertiría en una campaña de oposición política organizada desde los factores productivos y sectores populares. Para entender la importancia de esa posible campaña basta mirar la coincidente protesta de transportistas y agricultores en Junín, donde se llegó hasta el saqueo de supermercados, amén de bloqueos de carreteras. Uno más uno, cualquier huelga de gremios productores que esté exenta de motivación económica racional solo obedece a la concertación política, la más perversa de las concertaciones en el actual entorno polarizado de nuestras subdesarrolladas gobernanzas.

       Si ese fuera el caso, tendríamos que determinar cuál fuerza política estaría moviendo los hilos. Por un lado, entre los movimientos partidarios con experiencia en manejo de masas tenemos a las izquierdas inveteradas y el APRA. Las primeras supuestamente son, por el momento, oficialistas; y la segunda todavía se lame las heridas de sus constantes descalabros políticos y electorales. Lo que nos dejaría con los partidos de las derechas políticas, centro o ultra, ¿está alguna de ellas en capacidad de convocar gremios productivos y populares para menoscabar al gobierno desde las calles y las carreteras? Hasta ahora la respuesta es no a juzgar por las pugnas internas de los partidos de centro-derecha y los fallidos intentos de vacancia presidencial de la ultra-derecha. Continúa la incógnita.

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