07 mayo 2022

Bitácora de un Estado fallido: Universidades

Casi tres décadas después de la inclusión de las sociedades anónimas en la educación superior, las universidades peruanas no dejan de caer en calidad educativa en el mundo. La principal razón para este cuesta abajo podría encontrarse en la misión de toda corporación: la ganancia contra viento y marea para el capital invertido. Si bien hace 8 años la nueva ley universitaria creó a Sunedu como regulador de la calidad educativa universitaria, el proceso de reforma ha recorrido un camino lleno de baches y clavos. Y ahora el Congreso 2021-2026, elegido con las muy manoseadas leyes electorales de este Estado fallido, acaba de ponerle fecha a la muerte anunciada de la Reforma Universitaria de ese año 2014.

      En un mismo día, el 4 de mayo de este 2022, grupos congresales de las extremas izquierdas y derechas aprobaron a trancazos los proyectos de ley que venían cocinando desde noviembre pasado para: «restablecer la autonomía de las universidades», «cambiar requisitos para ser miembro de Sunedu» y «fortalecer la institucionalidad de las universidades». Los 3 proyectos fueron aprobados de un carpetazo consensuado por el impulso lobista de las futuras ganancias corporativas. Un par de días después, el Presidente constitucional, desoyendo el llamado partidario, anuncia que «esta reforma universitaria no puede retroceder [y] observará la autógrafa de ley aprobada por el congreso», no dijo a cuál de los 3 proyectos de ley se refería. Da lo mismo, el Congreso siempre puede promulgar cualquier ley con una o mil observaciones.

      Con esas 3 leyes promulgadas, qué le espera a la comunidad universitaria de este Estado fallido con un nuevo manoseo a la saludable regulación educativa. Figúrense, como será con una Sunedu raptada por las universidades a las que debe regular, si con la actual Sunedu todavía algunas universidades funcionan como fachadas de lavado de activos, como redes de negocios mutuamente proveedores, como impresores de títulos profesionales con valor cero en el mercado laboral. Qué se puede esperar de este Estado fallido si forma líderes en pequeños feudos fuera del alcance del interés comunal, de la competencia leal, del futuro arrebatado a las nuevas generaciones.

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